En la zona del Maresme, hay como un microclima y las frutas y verduras salen buenísimas, una muestra son las fresas, tienen un aroma intenso y un sabor que se recuerda un minuto después de haberlas comido, toda una delicia. Así que mientras queden fresas, aquí estaré sacando el máximo partido de ellas, incluso tengo congeladas para seguir haciendo postres cuando se acabe la época, soy una entusiasta de esta fruta, bueno, que os voy a contar, si ya lo habéis visto....

Este postre tiene dos texturas , la compacta y dulce de la panna cotta y la cremosa y ligeramente ácida de la salsa de fresas, que mezcladas son la bomba.

Ingredientes para 6 vasitos:

Para la panna cotta:

250 gr. de queso mascarpone

2 hojas de gelatina

30 gr. de azúcar glasé

200 ml. de nata líquida 35%MG

Para la salsa de fresas:

500 gr. de fresas

75 gr. de azúcar

2 hojas de gelatina

Preparación:

Empezamos en el puré de fresas, para ello separamos 3 fresas bonitas y el resto, las lavamos, quitamos el pedúnculo y las trituramos con la batidora, ponemos el resultado en un cazo con el azúcar, dejamos cocer a fuego suave para que vaya reduciendo. Remover de vez en cuando.

Ponemos a hidratar las hojas de gelatina.

Apartamos del fuego las fresas y añadimos dos hojas de gelatina escurrida remover bien y repartir en los vasitos. Colocar en la nevera.

Mientras, ponemos la nata junto con el azúcar al fuego y dejamos que hierva, a continuación añadimos el queso mascarpone, removemos bien y ponemos el resto de la gelatina escurrida. Apartamos del fuego y dejamos reposar unos 15 min.

Pasado este tiempo, sacar los vasitos de la nevera y repartir la crema de mascarpone por encima de las fresas, con cuidado de que no se mezclen los colores. Volvemos a poner en la nevera hasta la hora de servir, ha que quedar bien cuajada la capa de arriba.

Para servir, trituré dos galletas Rose de Reims, media fresa a cada vasito y unos pistachos troceados alrededor.